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Grillo, el Adivino

Posted By Kidsinco
Categorized Under: Cuentos y Audiocuentos en Español
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GRILLO, EL ADIVINO

 

Había un vez un campesino a quien sus amigos llamaban Grillo, porque era tan pobre que no tenía dinero para comprar alimentos, así que con frecuencia cocinaba grillos para cenar.

Un día llegaron a la plaza del pueblo un grupo de soldados del rey, reunieron a la pobladores y les dijeron: “Buscamos al mejor adivino del mundo.  El rey ha perdido su anillo de diamantes y está invitando a todos los adivinos para que vayan al palacio por tres días a decirle donde está el anillo.  La persona que lo adivine recibirá cien monedas de oro”.   Grillo estaba entre la multitud, pero él no era un adivino, solo era un pobre campesino que siempre había soñado con tener una gran riqueza.  Al escuchar lo que decían los soldados, pensó: “Esta es mi gran oportunidad de tener una vida de lujos y de vivir en un palacio.  Pronto me moriré de hambre, así que prefiero pasar tres días comiendo bien”.  Entonces grito:  “Yo encontrare el anillo del rey”, y los soldados se lo llevaron al palacio.

Cuando el rey lo vio entrar le dijo: “¿Cómo es posible que andes vestido con esa ropa tan vieja y sucia, pareces un pordiosero?.  ¡Si eres un adivino, entonces deberías de ser rico!”.  Y el campesino le contesto: “Me visto así porque soy un hombre muy humilde.  Ahora digame donde voy a dormir y durante el sueño tratare de descubrir en donde está su anillo”.  El rey ordeno a sus sirvientes que lo llevaran a su habitación, y al entrar se quedó maravillado de lo grande y lujosa que era.  Cuando se quedó solo, se tiro sobre la cama y dijo:  “¡Por fin voy a tener mis tres comidas diarias!”. 

A la mañana siguiente, la criada le llevo el desayuno.  Al verla llegar Grillo, dijo: “¡Aquí viene la primera!”.  La criada era una de las que se había robado el anillo, y cuando escucho sus palabras, pensó que la había descubierto, y aterrorizada corrió a contárselo a las otras dos ladronas.  “¡Él sabe que yo me lo robe!”, le dijo a la cocinera y al ama de llaves.  Y ellas le contestaron: “Imposible.  Él no es un adivino, solo es un campesino”.

Al mediodía, la cocinera le sirvió pescado y fruta.  Al verla, Grillo dijo: “Aquí viene la segunda”.  Esta, al escucharlo, corrió espantada pensando que el sabía que ella era culpable. 

Por la noche, el ama de llaves fue a la habitación de Grillo, y el al verla exclamo: “Y aquí está la tercera”.  El ama de llaves salió corriendo a reunirse con sus cómplices, y les dijo: “¡Él es verdaderamente un adivino, y sabe que nosotras somos las ladronas!. ¿Qué vamos a hacer?.  Las tres decidieron ir a la habitación de Grillo, y cuando estuvieron frente a el, le dijeron: “Confesamos que nosotras somos las ladronas, pero por favor no se lo diga al rey”.  Pero lo que ellas no sabían, era que cuando Grillo decía “aquí viene la primera, la segunda y la tercera”, se refería a la primera, a la segunda y a la tercera comida del día, y no a ellas.  El campesino era un hombre muy inteligente y muy bondadoso, y les dijo:  “Es bueno que estén arrepentidas, y me da gusto que se hayan dado cuenta de su error.  Vayan  rápidamente al jardín y entierren el anillo debajo de un rosal”.

A la mañana siguiente cuando el rey le pregunto si sabía dónde estaba el anillo, Grillo respondió: “Su majestad, el anillo está en el jardín enterrado debajo de un rosal”.  Todos se dirigieron al jardín, y un sirviente empezó a buscar el anillo, y cuando finalmente lo encontró se lo entrego al rey.  A pesar de tener el anillo en su mano nuevamente, el rey no estaba muy complacido, y le dijo a Grillo: “Tal vez tu planeaste el robo y tienes cómplices adentro del castillo que hicieron el trabajo por ti.  Tendrás que pasar por otra prueba para poder darte tu recompensa.  Sígueme”.  Grillo y el rey empezaron a caminar rápidamente, de pronto el rey se inclinó, tomo un grillo que estaba en un arbusto cercano, lo escondió en su mano y le dijo al campesino: “¿Quiero que adivines que tengo en la mano?.   El campesino permaneció en silencio, y pensó: “¿Qué voy a hacer ahora?.  ¡Puede ser una joya, dinero, una flor, puede ser cualquier cosa! .  Después respiro profundamente y dijo compadeciéndose de sí mismo: “¡Pobre Grillo, te han atrapado!”.  El rey se sorprendió, y le dijo: “¡Eres un gran adivino!”, y abrió su mano, y el grillo salto y se perdió en el jardín. Y luego el rey agregó: “Te has ganado tu recompensa”.  

Y después de tomar las cien monedas de oro, Grillo se fue a vivir muy lejos de allí, ya que no deseaba que el rey lo pusiera a prueba nuevamente y entonces descubriera que el no era un adivino.

 

AUTOR: CUENTO TRADICIONAL ESPAÑOL

ADAPTADO POR: K I D S I N C O

 

 

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