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El Duende de los Sueños

Posted By Kidsinco
Categorized Under: Cuentos y Audiocuentos en Español
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EL DUENDE DE LOS SUEÑOS

El Duende de los Sueños es el mejor cuentacuentos del mundo, y nadie los cuenta con tanta gracia como él.  Todas las noches mientras los niños permanecen en su habitación leyendo o jugando, el entra a la casa, y sube las escaleras silenciosamente sin que nadie lo vea.  Abre la puerta, entra a la habitación y con delicadeza les lanza sobre los ojos un polvo mágico para que no pueden abrirlos para verlo.  Después, se coloca detrás de ellos y les sopla levemente en la nuca hasta que se quedan dormidos.

Él es amigo de los niños, los quiere mucho y no desea lastimarlos, solo quiere que permanezcan en su cama completamente dormidos para poder contarles los cuentos más hermosos que jamás hayan escuchado.  Este duende es muy especial y siempre está muy bien vestido.  Su abrigo es de seda, aunque no se puede apreciar su color ya que cada vez que él se mueve cambia de verde a rojo, y de rojo a azul.  Algo que lo distingue de otros duendes, es que debajo de cada brazo lleva un paraguas, y también una varita mágica.   Uno de los paraguas tiene imágenes muy bonitas en el interior y lo abre sobre los niños buenos para que tengan sueños dulces y encantadores.  El otro paraguas no tiene imágenes, y lo abre sobre los niños que se portaron mal para que duerman profundamente y se despierten al día siguiente sin haber soñado absolutamente nada.

Este duende visita a Daniel todas las noches durante una semana.

El Lunes, el niño estaba en la cama, y el duende le dijo: “Mira cómo voy a decorar tu cuarto. Inmediatamente, todas las flores que estaban en las macetas crecieron tan grandes como los árboles, y sus ramas tocaron el techo y se extendieron por las paredes despidiendo un delicioso olor a rosas.  De pronto ellos escucharon unos tristes lamentos que provenían de una mesa.  ¿Qué es eso?, pregunto el duende, luego se acercó a la mesa y vio el cuaderno escolar del niño.  Las letras estaban llorando, y le dijeron:  “¡Mira, estamos mal escritas y a punto de caer!”.  “En ese caso las debemos borrar y empezar de nuevo”, dijo el duende. “¡No!”, le respondieron las letras.  “Daniel, tenemos que ayudar a las letras para que puedan levantarse”, dijo el duende, y agrego “Uno, dos, uno, dos”, y de esta manera las hizo marchar como soldaditos hasta que lograron enderezarse.  Desafortunadamente, al poco rato de que el duende se fue, Daniel miro las letras, y tristemente aun continuaban desmoronándose.

El Martes, nuevamente visito a Daniel en su habitación.  Sobre la pared estaba el retrato de un paisaje que tenía pájaros, arboles, flores, y un rio que fluía a través de varios castillos que estaban cerca del océano.  El duende toco el retrato con su varita mágica, e inmediatamente los pájaros empezaron a cantar, las ramas de los árboles se movieron, y las nubes se deslizaron a través del cielo.  En seguida, El Duende de los Sueños levanto al niño, y lo introdujo en el dibujo.  El niño corrió hacia el agua y se subió a un bote rojo con blanco.  El bote hizo un recorrido por los hermosos castillos en donde vio bellas princesas que se asomaban por las ventanas.  Una de ellas llevaba en la mano un corazón hecho de azúcar, Daniel tomo un trozo del corazón, pero este se quebró en dos, de tal forma que cada uno de ellos se quedó con una parte de aquel delicioso corazón.  ¡Fue un viaje muy divertido!. 

El miércoles, llovió toda la noche, y cuando el Duende de los Sueños abrió la ventana el agua formaba un gran lago, y un hermoso bote permanecía cerca de la casa.  “¿Quieres navegar conmigo hoy en la noche?.  Visitaremos muchos países y regresaremos en la mañana”, le dijo al niño .  Inmediatamente emprendieron el viaje, y mientras lo hacían vieron como volaban simpáticas cigüeñas.  Una de ellas, estaba tan cansada de volar que sus alas apenas podían sostenerla, por lo que se vio forzada a bajar al bote.  Tan pronto lo hizo, la atraparon y la colocaron en una jaula llena de gallinas.  “¿De dónde eres?”, le pregunto la gallina más gorda.  La cigüeña tímidamente le dijo que era de África y que deseaba regresar a su país.  “¡Está mintiendo!”, gritaron todas las gallinas.  Daniel al escucharlas, abrió la puerta de la jaula, y al hacerlo la cigüeña se escapó volando para continuar su camino hacia su querida África. “Ustedes son malas”, les dijo Daniel a las gallinas, “y por eso mañana hare con ustedes un caldo de pollo”.  A la mañana siguiente se despertó sonriendo, ya que el viaje había sido maravilloso.

El Jueves, el Duende de los Sueños le dijo a Daniel: “¡Mira lo que tengo aquí!”.  “No tengas miedo, es un pequeño ratoncito.  Vino para invitarte a la boda de dos ratoncitos.  Ellos viven debajo de la escalera, y su casa es muy bonita”.  “El agujero de un ratón es muy pequeño y no podremos entrar”, le contesto el niño.  “Yo te ayudare”, le respondió el duende.  Al decir esto, lo toco con su varita mágica, y Daniel se hizo tan pequeñito como uno de los dedos del duende.  Posteriormente entraron por el agujero, caminaron por un largo pasillo, y llegaron hasta el salón de la fiesta donde se celebraba la boda.  Del lado izquierdo estaban todas las ratoncitas sonriendo felices, y del lado derecho todos los ratoncitos esperaban en completo silencio.  El novio y la novia estaban de pie cerca de un gran pedazo de queso, y al mirarse a los ojos se besaron amorosamente mientras los distinguidos invitados aplaudían entusiasmados.  Al finalizar la hermosa boda, el niño regreso a su casa.

El Viernes, El Duende de los Sueños le pregunto a Daniel: “¿Estas listo, muchacho?”.  “Iremos a otra boda, aunque es muy diferente de la que fuimos anoche.  En esta ocasión dos muñecos de tu hermana se casaran; el muñeco Hernán, se casará con la muñeca Bertha”.  “Si, lo sé”, ellos se han casado muchas veces”, le contesto el niño.  “Tienes razon, pero hoy es la última vez que lo harán”, le respondió el duende.  Hernán y Bertha estaban vestidos muy elegantemente e irradiaban felicidad cuando el duende los caso.  ¿Deberíamos viajar al campo o a otro país?, le preguntaron los novios a otros juguetes.  El caballo dijo: “Hay países de clima templado”.  “Si, pero allá no hay repollo morado como aquí”, le contesto el oso.  Bertha le dijo a Hernán: “El oso tiene razón, debemos quedarnos. Aquí podemos comer repollo morado y pasear por nuestro huerto”.  Y todos estuvieron de acuerdo con esta decisión.

El Sábado, el duende le dijo a Daniel: “Esta noche no viajaremos.  Mañana es Domingo y tengo que hacer el mundo hermoso.  Bajare todas las estrellas del cielo y las limpiare hasta que queden brillantes, y al terminar las regresare a su lugar porque no quiero que ninguna se caiga.  De pronto un retrato en la pared le pregunto: “¿Duende de los sueños, me conoces?.  Soy el tatarabuelo de Daniel.  Tus cuentos no son ciertos, por lo que te pido que no le mientas a mi tataranieto porque lo estas confundiendo.  Las estrellas no se pueden bajar del cielo, son esferas, lo mismo que nuestra Tierra”.  El duende lo miro con sorpresa, y le contesto: “Usted es la cabeza de esta familia y está muy anciano, pero aun así yo soy mayor que usted. Los antiguos Romanos y los Griegos me llamaron el Duende de los Sueños.  He visitado los palacios de la nobleza y se cómo comportarme, pero hare lo que usted me pide”.  Inmediatamente,  el duende cerro su paraguas y desapareció.   “¡Vaya!”.  “Tal parece que uno no puede decir lo que piensa!” – dijo furioso el retrato.  Entonces Daniel se despertó.

El Domingo, el duende saludo a Daniel:  “Buenas noches, hoy quiero que conozcas a mi hermano.  Él se llama igual que yo, pero solo visita a los niños una sola vez, y cuando lo hace se los lleva en su caballo y les va contando cuentos al ir cabalgando.  Mi hermano solo conoce dos tipos de cuentos.  Uno es tan hermoso que nadie en el mundo puede imaginar algo parecido, pero el otro sería imposible de describir”. A continuacion, el duende tomo a Daniel en sus brazos y lo levanto para que mirara a través de la ventana, y agregó: “Allí esta mi hermano, él se llama Muerte, pero no es tan malo como lo representan en los cuentos, donde aparece como un esqueleto.   Al contrario, su abrigo es negro, lleva un uniforme de militar, y sobre el caballo ondea una capa de terciopelo negro.   ¡Mira como galopa!”.  Daniel ve como la Muerte sube al caballo a niños y a ancianos, y les pregunta a cada uno de ellos:  “¿Han sido buenos con los demás?”.  Los que contestan que sí, escuchan un cuento mágico muy bonito.  Sin embargo, los que contestan: “Algunas veces”, escuchan un cuento de terror que los hace llorar de desesperación, y al quererse bajar del caballo no pueden hacerlo porque él se los impide.  “Yo no le tengo miedo a la Muerte”, dijo Daniel. “No debes tenerle miedo, solo cuídate mucho, pórtate bien, y se bueno con los demás”, le contesto el duende.

Esta es la historia del Duende de los Sueños, y espero que esta noche te visite para contarte mas cuentos.

AUTOR: HANS CHRISTIAN ANDERSEN

ADAPTADO POR: KIDSINCO

 

 

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