¡No puedo creer que después de cincuenta años de sostener los platillos mas exquisitos, me hayan puesto en el atico de esta enorme casa, como si yo fuera basura!”, dijo la antigua mesa con un gesto de desesperanza. “Lo mismo me sucedió a mi despues de haber ayudado a consolidar tantos noviazgos. ¡Y si te contara todo las conversaciones que escuche, no me las creerías!”, le respondio el sofa. “¡Yo tampoco la estoy pasando bien!”, dijo enfadado el antiguo espejo que se encontraba en el piso inclinado contra la pared. “Me trajeron al atico a pesar de haber reflejado a multiples generaciones. Muchas mujeres famosas se vieron en mi rostro, y ahora sufro esta humillación de la cual nunca me recuperare. La joven que se ha venido a vivir a esta casa no parece entender lo importante que somos. Yo estuve en su familia cuando la abuela de su esposo era una niña, y ahora ella sin ninguna consideración, me ha arrojado a este sucio y polvoriento lugar donde seguramente me la pasare soñando y recordando el pasado por el resto de mis días”.
En ese momento, las sombras de la noche oscurecieron el cuarto, y el espejo paulatinamente dejo de quejarse, para después caer en un profundo sueño. Enseguida, la tenue luz de la luna se asomo a través de la ventana y le mostro sueños felices. El espejo empezó a soñar en los buenos viejos tiempos.
De pronto, la puerta se abrio suavemente y entro una hermosa joven. Tenia el cabello negro, largo y rizado. Sus grandes ojos recorríeron la habitación hasta que vio el viejo espejo, luego corrio a traves del cuarto y se paro frente a el. Su vestido era largo y gris. Tenia unos pequeños olanes rosas que caian hasta tocar la punta de sus zapatos, y ademas un cinturón de flores que adornaban su cintura. Por un rato ella permaneció allí mirando su reflejo, después hizo una reverencia, y dijo riéndose: “Creo que todo saldrá bien. Estoy segura de que me propondra matrimonio hoy en la noche”. Al terminar de decir esto, su figura empezó a desvanecerse poco a poco hasta que desaparecio entre la delicada luz de la luna.
La puerta se abrio nuevamente y entro una mujer que iba acompañada de cinco niños. Todos se dirigieron al espejo, y una niña de cabello rizado se acerco, lo toco con su pequeño dedo, y dijo: “Miren, me parezco mucho a mama cuando ella era niña”. Y al estar alli parados, apareció junto a ellos un hombre que extendió sus brazos y abrazo a la mujer y a los niños. En seguida, caminaron siguiendo la debil luz de la luna y desaparecieron a través de la ventana.
Una vez mas la puerta se abrió, y entro una anciana acompañada de su querido esposo. Apoyandose mutuamente, los dos caminaron hacia el espejo y al ver su reflejo, el dijo cariñosamente: “Te quiero. Para mi siempre estarás joven y bella”. A continuacion, la luz de la luna los envolvió con su magia, y desaparecieron lentamente.
Ya empezaba a amanecer, cuando el sueño del espejo llego a su fin.
Repentinamente, la puerta se abrió y entro una hermosa joven que llevaba su cabello recogido en la parte superior de la cabeza. Al entrar sus ojos recorrieron la habitación como si buscara algo. Despues, brillaron de alegría cuando se posaron sobre un baul que estaba en un rincón. Se dirigió hacia el, lo abrió y saco un vestido largo color gris con olanes rosas. Rapidamente se lo puso, se solto su cabello, y corrio hacia el espejo. “Me veo igual que mi abuela”, ella dijo con satisfaccion al ver su reflejo. “Me lo pondré esta noche para asistir a la fiesta familiar. Mi abuelo le propuso matrimonio a mi abuela la noche en que ella llevaba puesto este vestido”. Posteriormente, salió de allí apresuradamente.
Cierto dia, la puerta se abrió y entro una pareja de novios. Ella llevaba puesto su vestido de novia, y aunque sonreía, por sus mejillas resbalaban lagrimas de felicidad. Los dos se acercaron al espejo, y entonces ella dijo: “Este antiguo espejo ha visto a todas las novias de nuestra familia por generaciones y generaciones, y ahora me ire muy lejos y tal vez nunca mas vuelva a verme en el. La esposa de mi hermano no lo quiere abajo en la casa, y tal vez yo sea la ultima novia que el vera”. Al decir esto, levanto su mano y lo toco dulcemente, más tarde salieron de la habitación dejando allí al espejo para que continuara soñando por muchos, muchos años más.
Una mañana la puerta se abrió intempestivamente, y entro una mujer que iba acompañada de una niña. La mujer miro desesperadamente a través del ático hasta que vio a su querido espejo. “¡Allí esta!”, ella dijo entusiasmada. “Ven, vamos a que te veas en él”. La niña la siguió, y al estar frente a él, la mujer agrego: “La ultima vez que me vi en este espejo fue cuando tu padre y yo nos casamos. Nunca imagine que finalmente este espejo me pertenecería. La esposa de tu tío quiere remodelar la casa, y estas antigüedades son un estorbo para ella porque no le gustan las cosas viejas, así que me dijo que me las regalaba todas”. “Oh, mama, todo lo que hay aquí es tan hermoso”, dijo la niña que miraba alrededor de la habitación. “Estoy feliz de que nos llevemos todo lo que hay aquí a nuestro hogar, y con nuestro cariño haremos que olviden que algún día fueron desechados”.
Y así, el espejo, el sofá, la mesa, y muchas otras cosas que habían estado allí olvidadas se fueron a vivir a donde fueron amados. Y el viejo espejo aun hasta el día de hoy continúa reflejando a cada una de las mujeres de la familia, quienes sonríen al verse y admiran su belleza, tanto como la de él.
